Hace tan solo unos meses, la discusión sobre el plebiscito de salida versó acerca de la posibilidad de que este cayera el domingo 11 de septiembre. Las alertas se encendieron, debido a la carga política e histórica que tiene dicha fecha. No obstante, con la entrega de la propuesta de la Convención Constituyente al presidente Gabriel Boric el 5 de julio pasado, el llamado a las urnas quedó fijado para el 4 de septiembre. En ese momento, la prensa y diferentes actores políticos destacaron la coincidencia de la fecha con la llegada al gobierno de Salvador Allende.
Las reflexiones históricas respecto al 4 u 11 de septiembre que hicieron diferentes actores políticos, que se reprodujeron en la prensa y que tuvieron amplia llegada a la ciudadanía deben mirarse con cuidado, pues hacen pensar que nuestro país nació en la década de los ‘70 del siglo pasado. Lo cierto es que, como diferentes personas han acusado, ya sea desde el mundo del derecho constitucional, como desde la historiografía, Chile cuenta con una vasta experiencia de más de dos siglos de historia.
El desconocimiento de nuestro pasado llevó, entre otras cosas, a ignorar la trayectoria política e institucional desarrollada. La eliminación del Senado, la negativa a incorporar el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos e incluso el modelo de desarrollo económico, luego de diferentes proyectos emprendidos en el siglo pasado, son el resultado de una evolución cultural e institucional que quedó fuera del proyecto constitucional.
Del mismo modo, Chile ha tenido importantes otros 4 de septiembre, puesto que aquel día se celebraron las elecciones presidenciales de 1952, 1958, 1964 y 1970. Cada una de ellas con particularidades dignas de recordar.
Hace 70 años, en 1952, las mujeres participaron por primera vez en elecciones generales. En aquella ocasión el voto femenino representó el 30% de los sufragios válidamente emitidos, en una elección que le otorgó la presidencia por amplio margen a Carlos Ibáñez del Campo. Gabriel González Videla había firmado la Ley de Sufragio Femenino Universal tres años antes, momentos en que la primera dama Rosa Markmann había gozado de gran protagonismo en este debate.
Cuatro años más tarde, Jorge Alessandri Rodríguez logró la Primera Magistratura, luego de su recordada campaña “A usted lo necesito”. Su labor fue ardua, pues lideró al país en momentos de crisis económica y social, derivadas del terremoto de 1960, pero también de alegría y modernización, a través del Mundial de Fútbol de 1962 del que nuestro país fue el anfitrión. En la jornada del 4 de septiembre se enfrentó a otros dos futuros presidentes de Chile: los senadores Eduardo Frei Montalva, que quedó tercero, y Salvador Allende, que llegó a la presidencia en la elección subsiguiente.
Eduardo Frei Montalva lideró una campaña excepcional, que movilizó a mucho más que los adeptos al proyecto democratacristiano de la “Revolución en Libertad”. En efecto, el expresidente del Senado alcanzó la mayoría absoluta con el 56% de los votos, siendo el presidente más votado entre 1932 y 1970. El 4 de septiembre de aquel año fue la culminación de una extraordinaria campaña de masas, con actos tan impresionantes como la Marcha de la Patria Joven.
Finalmente, llegamos al 4 de septiembre de 1970. A diferencia de su antecesor, Salvador Allende no fue electo ese mismo día. Tuvo que esperar la decisión del Congreso Pleno, facultado para elegir entre las dos primeras mayorías (Allende y Alessandri Rodríguez). Ambas opciones eran válidas, aunque en realidad, el Congreso Pleno nunca había elegido a otro que no fuera la primera mayoría. Por esta razón, erróneamente se ha señalado que los senadores y diputados “ratificaron” a Allende. La novedad recorrió el mundo, pues era el primer presidente socialista elegido democráticamente, en momentos de alta tensión por la Guerra Fría.
El plebiscito constitucional de 2022 será, sin duda, otro 4 de septiembre histórico. Considerar la trayectoria de esta fecha al estudiar el pasado de nuestro país es un ejercicio cívico interesante, puesto que el derrotero democrático e institucional que ha vivido Chile dan cuenta de un acervo histórico que no puede ser desconocido en medio del debate constitucional que, seguramente, no terminará tras el plebiscito. La conducción política a partir del 5 de septiembre deberá considerar la experiencia chilena pasada, con el objetivo de otorgar estabilidad en épocas de crisis y cambios que apunten hacia el desarrollo futuro.