Hace unos días, la Municipalidad de Pedro Aguirre Cerda decidió suspender las clases en cuatro recintos educativos de la comuna. La razón fue el temor que generó el narco-funeral del “Mota”, sujeto con más de 23 detenciones que murió hace cerca de un mes en Italia. Tras los reclamos de sus vecinos, su hermana declaró a la televisión: “Si tiene miedo, entre a su casa”.
Una frase que refleja la realidad de la narco-delincuencia en las poblaciones de Chile y que comenzó a detectar Pablo Walker SJ, quien en 2017 advirtió sobre la “narcocultura” como amenaza de la seguridad y el orden social a nivel territorial. Recientemente, señaló que esta se había exacerbado debido a la ausencia del Estado, la sociedad civil y las empresas en los territorios.
Para dar sustento a esta declaración y, a modo de ejemplo, repasemos algunos indicadores sobre Pedro Aguirre Cerda.
En términos generales, el Índice de Calidad de Vida Urbana señala que la comuna se encuentra entre las con peor calidad de vida en la Región Metropolitana, principalmente en los indicadores de ambiente de negocios y vivienda y entorno. Similar a lo que se puede observar en el Índice de Bienestar Territorial, el cual destaca que Pedro Aguirre Cerda posee déficits importantes en materia de equipamiento de salud, acceso a áreas verdes, infraestructura básica, exposición al narcotráfico y segregación urbana.
Por último, en cuanto a la sociedad civil y organización territorial, Pedro Aguirre Cerda se encuentra entre los últimos lugares de la Región Metropolitana. La comuna solo tiene 201 organizaciones comunitarias registradas, muy lejos de las 3108 que existen en Peñalolén, las 882 en Paine o las 555 en Conchalí.
En cuanto a soluciones, los resultados no son alentadores. Si sigue el clima de violencia, es probable que ni el Estado ni el sector privado quieran llevar proyectos de desarrollo a una comuna de alto riesgo, perjudicando directamente a las familias y comunidades que habitan en estos territorios.
Por lo anterior, es importante que se entreguen respuestas coordinadas entre Estado, sociedad civil y privados, no solo en materia de seguridad, sino que en políticas que promuevan el desarrollo integral a nivel local, entregando opciones de crecimiento en comunas vulnerables y retomando nuevamente los espacios que han aprovechado los narcos para ganar lealtad y confianza.
Esta debe ser una urgencia mayor, de otra manera, las escenas de espacios públicos tomados, fuegos artificiales, balazos al aire y vecinos encerrados en sus casas se seguirán repitiendo en el país.