Los expertos lingüistas consideran al mapudungún y al aimara como lenguas aglutinantes; esto quiere decir que, a una raíz fija, por lo general un monosílabo, se van aglutinando sufijos que modifican o precisan el sentido de la palabra.
El estonio, de modo similar a las lenguas indígenas chilenas antes mencionadas, es un idioma aglutinante. Con este conocimiento teórico previo y solo sabiendo decir “hola” y “gracias” en dicho idioma me he aventurado ya un par de veces por Estonia.
Este pequeño país del noreste de Europa sufrió la invasión ruso-soviética al iniciar la Segunda Guerra Mundial, alcanzando recién su independencia en 1991, una vez caída la Unión Soviética. A partir de entonces se ha ido posicionando como un faro de libertad en el mundo.
A inicios de siglo, en 2001, Chile y Estonia tenían similar PIB per cápita (a precios actuales), hoy el país europeo tiene un PIB per cápita 1.65 veces más alto que Chile. Muchas otras cifras se pueden presentar acá, pero aquella por sí misma muestra que el verdadero milagro económico fue el de Estonia y no el chileno.
Tallinn, la capital del país, tiene una de las mejores ferias navideñas del mundo. Esta se instala desde mediados de noviembre en la plaza del centro histórico, la plaza medieval que es patrimonio de la humanidad; ahí los locales y turistas pueden disfrutar del folklore y gastronomía debajo del árbol de navidad de la ciudad a temperaturas bajo cero. Así es esta zona del mundo.
En diciembre de 2021, mientras en Chile lo más escuchado en Spotify era Marcianeke o Pailita, en el top 50 de Estonia aparecían no menos de 15 villancicos. Si quiere tener unas buenas vacaciones de Navidad, le recomiendo este país báltico.
En mi última visita me sorprendí con unos robots repartidores, que son casi como los vehículos que se envían a Marte. De estos me tocó ver a varios recorriendo la ciudad llevando compras en su interior. Estonia está a la vanguardia tecnológica en el mundo, prueba de ello es que el 99% de los trámites se pueden hacer vía internet: el país está libre de buropatología.
En este tema destaca la e-Residency (Residencia electrónica), donde cualquier persona en el mundo puede obtener una tarjeta de identificación del país y comenzar un negocio.
Los museos son otra de las atracciones imperdibles. Acá no alcanza el espacio para describir cada uno de los que visité en Tallinn y en Tartu, y en todos ellos hay un concepto que se refuerza una y otra vez: Libertad.
La libertad es uno de los valores que cruza la vida de los estonios porque le dieron una oportunidad a la libertad y funcionó. Lamentablemente Chile va en sentido contrario y jamás será como ellos.